Antes de abordar las técnicas de conducción más avanzadas, necesitas asegurarte de que no estás cometiendo los vicios más frecuentes entre los conductores. De lo contrario, el aprendizaje de nuevos conceptos y trucos se verá limitado por estos defectos previos en la conducción.

 

Posición relativa a los pedales

En primer lugar, debes asegurarte de que la distancia que separa el asiento de los pedales se adecua a la longitud de tus piernas. Regula la banqueta horizontalmente, de manera que puedas pisar el embrague a fondo, teniendo la rodilla ligeramente flexionada. Esto garantizará que tengas un acceso óptimo a los pedales del vehículo sin necesidad de forzar la extensión de tus piernas o hacer movimientos extraños.

 

Posición relativa al volante

El volante ha de ser el siguiente punto de referencia a la hora de adoptar una postura correcta en el habitáculo del conductor. Debes colocarte de forma que puedas sujetar el volante con ambas manos, así como tener fácil acceso a los diferentes mandos del vehículo.

Además, la posición que adoptes respecto al volante determinará el nivel de visibilidad que tengas de la carretera, especialmente de los objetos más cercanos y, por tanto, más peligrosos.

Con el objeto de colocarte a una distancia correcta, te recomendamos apoyar tu espalda sobre el respaldo y situar las manos sobre el volante. Deberías poder colocar tus muñecas sobre la parte superior del mismo. Esto debería permitirte empuñar el volante con los codos ligeramente flexionados. De esa manera, podrás tomar las curvas sin necesidad de despegar la espalda del asiento.

 

Las manos sobre el volante

Uno de los vicios más extendidos entre los conductores es el hecho de apoyar la mano derecha sobre la palanca de cambios. Se trata de un indicio inequívoco de exceso de confianza y relajación, que incrementa las posibilidades de sufrir un accidente.

El ejercicio de la conducción debería llevarse a cabo de forma calmada y relajada, pero nunca hasta el punto de reducir el control sobre el vehículo.

Precisamente, esto es lo que ocurre cuando se retira una mano del volante. La capacidad de reacción ante un suceso imprevisto se reduce, alargando el tiempo de reacción y limitando el alcance de la maniobra.

Por regla general, las manos deben ir colocadas en paralelo, con las palmas enfrentadas y sobre la línea media del volante.

 

Maniobra en el paso por curva

Las curvas rápidas no ofrecen mayor complicación que la propia de adaptar la trayectoria del coche con un suave movimiento del volante y, en caso de ser necesario, posibilitar que el coche decelere, levantando el pie del pedal del acelerador.

Las curvas lentas, por el contrario, requieren de una secuencia específica de movimientos: Frenar, reducir la marcha y girar el volante.

Con el propósito de que el giro del volante se realice de una forma óptima, es necesario preparar las manos, de forma que se ahorre el mayor número posible de movimientos.

En las curvas de derechas, debe subirse la mano derecha a la parte superior del volante e iniciar el giro, mientras que la mano izquierda permanecerá sobre la línea media, dejando que el volante resbale, pero sin perder contacto con el mismo.

Una vez la mano derecha alcance la posición de las cuatro, y siempre y cuando sea necesario, será el turno de la mano izquierda, la cual deberá continuar con el giro hasta alcanzar las 12 en punto.

A lo largo de este desplazamiento de la mano izquierda, la mano derecha deberá haber ido ascendiendo hasta que ambas se encuentren en la posición de las 12. En caso de que la curva así lo requiriese, será la mano derecha la encargada de continuar con el giro, mientras la izquierda recupera la posición sobre la línea media del volante para volver a empezar toda la maniobra.

En las curvas a derecha, el movimiento de manos es exactamente el mismo pero a la inversa, de forma que es la mano izquierda la que inicia el proceso, colocándose sobre la parte superior del volante.

 

Fijación de la mirada

Aunque el campo de visión del ser humano alcanza los 180º, nuestra capacidad de atención focal es mucho más reducida. Ésta es la causa por la que tendemos a desplazar el coche allí donde miramos.

Por este motivo, se recomienda que el foco de la mirada sea siempre puesto en un punto lejano y en el centro de la trayectoria del vehículo. Ésta es, además, la mejor manera de anticipar las futuras maniobras necesarias, tal y como explicamos en nuestro artículo sobre Técnicas de Conducción Eficiente.

 

Atención visual en la circulación con tráfico denso

Éste tipo de atención a media y larga distancia es crítica en los momentos en los que se circula a alta velocidad pero con un densidad de tráfico muy elevada. En estos casos, mantener la distancia de seguridad puede ser todo un reto, debido a la cantidad de vehículos presentes en la carretera, especialmente en las autovías y autopistas. Por lo tanto, ser capaz de anticipar las frenadas al percibir la deceleración de los vehículos que te preceden, evitará cualquier tipo de colisión por alcance.

Desgraciadamente, la práctica más habitual en este tipo de casos es la de concentrar la mirada únicamente en el vehículo inmediatamente delante del nuestro. Teniendo en cuenta la escasa distancia de seguridad que se conserva habitualmente, las probabilidades de sufrir un accidente se disparan. Es por ello que la atención debe ser adecuadamente repartida entre los vehículos y obstáculos, tanto a corta, como a media distancia.